Saturday 24 December 2022

La Argentina y la Guerra de Malvinas: Las dimensiones político-económicas de un conflicto militar realizado “en nombre del prestigio”.

 

  Atenas, 22 de diciembre de 2019

 La Guerra de Malvinas (2 de abril de 1982 – 14 de junio de 1982) fue el resultado de un largo proceso político, que entró en su fase más importante después de la Segunda Guerra Mundial. Los gobiernos argentinos recurrieron varias veces a la Organización de Naciones Unidas para reivindicar sus derechos a las Islas que las consideraban usurpadas por los ingleses desde 1833. En este estudio se examina el empeño de la diplomacia argentina que no se orientó sólo a la política, sino también a las instituciones financieras del exterior. A pesar de los esfuerzos de Juan Perón de reorganizar la economía del país, unas décadas más tarde y especialmente en vísperas de la Guerra de Malvinas la Argentina se enfrentó con las exigencias de sus acreedores. A través de datos estadísticos registrados, se analizan la situación económica del país, el incremento enorme de la deuda externa y el sufrimiento del pueblo argentino a causa de los gastos importantes en sus ingresos. Se estudia, también, el intento del titular del gobierno militar, Leopoldo Galtieri, de evitar las reacciones violentas de su pueblo con la toma de una decisión ilógica e inoportuna. En un momento desfavorable, mandó el envío de tropas argentinas a las islas con el fin de unificar el pueblo bajo un patriotismo excesivo y desviarlo de sus problemas reales. Fuera de lo previsto, esta resolución vanidosa provocó la respuesta arrogante de la “dama de hierro”, la primera ministra británica, Margaret Thatcher, o sea el envío de un portaviones para recuperar la soberanía de las Malvinas. El objetivo de este estudio es comprobar que la falta de evaluación correcta de los elementos político-económicos, así como los juicios apresurados del gobierno argentino sobre los intentos de la comunidad internacional ocasionaron una doble – en realidad inútil – intervención militar en las islas y numerosas víctimas, ofrenda en el altar de la vanagloria política.

En lo referente a lo político, la guerra empezó en un momento que la comunidad internacional fomentaba una solución pacífica a favor de las reclamaciones del país latinoamericano. Esta predisposición se comunicaba a los gobiernos británicos que eran conscientes de que la cuestión Malvinas era un gasto, no sólo económico, sino también de tiempo y vigor diplomáticos. Aunque nuestro enfoque se centra en la política y economía argentinas, señalamos que la respuesta militar británica fue también una decisión directa y, de cierto modo, apresurada. Nos limitamos sólo a apuntar que en aquel momento Margaret Thatcher se enfrentaba con los partidos de la oposición sobre temas económicos internos, como el desempleo y la inflación, y un clima no muy favorable en la ONU (BBC). Ambos países se echaron a un conflicto que, sustancialmente, no servía de más sino preservar el prestigio de sus líderes.

Las Islas Malvinas fueron territorio colonial español hasta 1811. En este año los españoles dejaron las islas que se quedaron abandonadas hasta 1820, cuando la Argentina envió una fragata y reafirmó su dominio. Su soberanía sobre el territorio se consolidó en 1829 con la creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas. En 1832, sin embargo, tropas enviadas por Gran Bretaña expulsaron a los soldados y civiles argentinos. Desde aquel momento y hasta hoy, la Argentina ha comunicado a escala internacional la ocupación ilegal de las Malvinas, lo que pone en manifiesto que nunca dejó de lado su reclamación. No obstante, el giro más importante para la reivindicación de la soberanía se dio en la segunda mitad del siglo XX. Las cinco grandes potencias del mundo crean la Carta de Naciones Unidas, organismo que favorece el proceso de descolonización y en cuyo contexto se encerraba también la cuestión Malvinas (Erlich 17-19). De hecho, desde la década de los 60 y hasta poco antes del conflicto bélico entre los dos países, la lucha de la Argentina conllevó varios éxitos diplomáticos que presagiaban un desenlace positivo en un plazo no muy largo. A continuación, nos referimos concisamente a los logros más importantes de la diplomacia argentina durante este período.

1960: Resolución 1514 (XV) de la ONU. Empieza a favorecerse el proceso de descolonización mundialmente. La diplomacia argentina tiene ahora la oportunidad de basar, oficialmente, en el principio de la integridad nacional su alegación: las Malvinas son un territorio ocupado ilegalmente por los británicos. Se niega, también, a través de dicha resolución el principio de la autodeterminación, que no puede aplicarse al deseo de los habitantes de Malvinas, dado que reemplazaron a los legítimos y expulsados argentinos. Gran Bretaña se presiona por la ONU a empezar negociaciones. Dentro de este contexto, en el año siguiente se crea en el seno de la ONU el Comité Especial de Descolonización (Erlich 19-21).

1964: El Embajador argentino José María Ruda expone detalladamente la posición argentina sobre la cuestión. El Subcomité III del Comité Especial de Descolonización reconoce el problema como un conflicto exclusivamente entre los dos países, y pide de sus gobiernos el comienzo de negociaciones para llegar pronto a una solución pacífica (Erlich 21). 

1965: Resolución 2065 (XX) de la ONU. Es un camino más hacia un desenlace favorable para los intereses argentinos. La Resolución reitera los dictados en la Resolución 1514 de 1960, pero ahora Gran Bretaña recibe las presiones de aquellos países contrarios a su colonialismo. Además, se plantea como una necesidad urgente la búsqueda de solución en el conflicto y el fin de las prácticas coloniales. En 1968, las negociaciones llegan a un Memorándum de Entendimiento. En un principio, Gran Bretaña reconoce los derechos legítimos de la Argentina sobre las Malvinas, pero pronto abandona esta postura, a causa de otras cuestiones internas (Erlich 22-23).

1968-1982: Durante este período, las negociaciones favorecen a la Argentina. Se proponen las soluciones de condominio, por un lado, o la transferencia inmediata del dominio a través de un pago al Reino Unido en un plazo acordado entre los dos gobiernos, por otro. Gran Bretaña no participa sustancialmente en este proyecto. En 1971, sin embargo, a través de un acuerdo, la Argentina se pone en contacto directo con los isleños. Entre otras acciones, se establecen viajes y transportes aéreos y marítimos, se abre la cooperación en temas de salud y educación y se instalan conexiones telefónica y de correos (Erlich 24). Por consiguiente, la solución al tema de la soberanía ahora se veía más cercana, de un modo palpable. En 1973 y 1976, respectivamente, las Resoluciones 3160/73 y 3149/76 de la ONU sostienen aún más la posición argentina, instando al Reino Unido para la solución de la disputa de la soberanía y prohibiendo la explotación de los recursos naturales no renovables antes del fin del conflicto (Erlich 25). Desafortunadamente, el 2 de abril de 1982, la decisión insensata del titular del régimen militar, conllevó en la Argentina la pérdida de centenas de soldados y el derrumbamiento de todos los logros diplomáticos de las décadas anteriores, por lo menos hasta el año 2003.

En lo referente a la economía, durante las tres décadas anteriores al conflicto, la Argentina se hundió gradualmente al caos. En un principio, Juan Perón lanzó un acercamiento a los sectores laicos de la sociedad, como los trabajadores y los campesinos. Esta aproximación no fue en vano, puesto que como gobernador, y con la influencia de su Evita al pueblo, satisfizo muchas de sus peticiones. Como señala Arturo Fox, “[Perón] se fue a las fábricas, a las plantas frigoríficas y a los molinos harineros de Buenos Aires, repartiendo sonrisas, apretones de mano y promesas que, como pronto se vio, realmente se cumplían” (309).

No obstante, esta influencia al pueblo argentino provocó la envidia de sus co-oficiales militares. Pronto, y durante muchos años, Perón se quedó en el exilio. Hasta poco antes del año nefasto de la Guerra de Malvinas, el deterioro de la economía del país fue extraordinario. El cierre del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 1980, el masivo retiro de los ahorros, la subida de los intereses de los préstamos, la imposibilidad de su pago y el desempleo conformaron una situación de inestabilidad interna y desintegración social. Las luchas de la clase trabajadora, la huelga general en el verano de 1981, las manifestaciones estudiantiles y de las amas de casa fueron reprimidas severamente por la dictadura. Al mismo tiempo, varios sectores eclesiásticos y militares expresaron su oposición a la política del régimen de Leopoldo Fortunato Galtieri (Rojo). De hecho, el comienzo de la guerra fue el modo, supuestamente, ideal para salir el país y, principalmente, el mismo gobierno de la crisis. Fomentando el orgullo nacional, “la dictadura intentaba ocultar la gravísima situación social, política y económica a la que había conducido su gobierno” (2 de abril). Al contrario, aún antes del desenlace decepcionante de la guerra, La Argentina perdió el soporte diplomático de sus aliados en la ONU, puesto que “el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas exigía el repliegue de las tropas argentinas y el inicio de las negociaciones (Malvinas). Durante el conflicto militar, la propaganda oficial alababa los logros del régimen, con frases provocativas como “Ya estamos ganando” (Cosoy). La derrota de las tropas argentinas, sin embargo, fue el resultado lógico y esperado, a causa de tres factores importantes: i) las reacciones políticas y sociales contra la represión y las persecuciones de miles de ciudadanos argentinos por el régimen, ii) la inesperadamente directa respuesta militar del Reino Unido, iii) la falta de soporte estadounidense a favor de la reivindicación de la Argentina (Cosoy). Finalmente, a un pueblo ya afligido por la coyuntura político-económica, le añadió la pérdida de un territorio que consideraba suyo y la vergüenza a nivel internacional de una derrota militar.

A finales de 1981, la deuda externa pública de la Argentina superaba a los USD 20.000. El gobierno militar estaba en un punto muy crítico de su mantenimiento en la escena política del país. Roberto Alemann, ministro de economía del gobierno argentino durante la Guerra de Malvinas, señalaba las deudas extravagantes de las empresas públicas que gastaban tremendos fondos estatales para adquirir bienes de capital (Kanenguiser). El economista argentino se echó a sanear la Hacienda, a través de varias decisiones políticas y esfuerzos diplomáticos. Durante este proceso, “cuando la guerra estaba a punto de estallar, Alemann se encontraba en una reunión del BID para refinanciar la deuda argentina y tuvo que volver con urgencia” (Kanenguiser). El conflicto destruía sus planes, puesto que aquel nuevo gasto económico para la organización de las operaciones militares, no le permitía luchar contra el déficit y la inflación. Pronto, retiró los fondos económicos argentinos de los bancos británicos, por el temor de su confiscación como represalia de la guerra. Aunque este esfuerzo fue, en general, muy exitoso, “en el sistema financiero inglés quedarían congelados durante toda la guerra unos USD 1.450 millones de residentes argentinos” (Kanenguiser). Por si fuera poco, “en la economía de la guerra, Alemann limitaría la compra de divisa para evitar la fuga de capitales, el mercado cambiario volvería a desdoblarse, el peso se devaluaría, crecerían las retenciones a la exportación y se adoptarían otras medidas impositivas para enfrentar el crecimiento de los recursos militares, que consumieron USD 450 millones de gasto corriente, más los fondos destinados a la compra de aviones” (Kanenguiser). Los intentos de renegociar la deuda fue un fracaso. A la preocupación de la comunidad internacional, vino a sumarse la aclaración de la Argentina que iba a pagar a sus acreedores salvo los bancos británicos, en un momento que “el Lloyds Bank del Reino Unido era el principal acreedor individual del país” (Kanenguiser).

De hecho, si la diplomacia argentina previa a la guerra puede evaluarse exitosa y su exorbitante deuda externa en vías de negociación, después del conflicto la Argentina sufrió males incontables: un sistema político fracasado, un pueblo humiliado, un país sin aliados y una economía en ruinas. En cuanto a este último, es importante proporcionar algunos datos para que se quede más claro el tamaño del desastre. El peso argentino se devaluó a 421% y el endeudamiento exterior en 1982 alcanzo los USD 40.000 millones de dólares. El gasto público era enorme. Por añadidura, dos millones de argentinos estaban en paro, los precios de los alimentos básicos, como la carne, las verduras y los productos lácteos, eran altísimos y la inflación progresaba a un 200% per año por la falta de consumo interno (Del Pino).

En conclusión, la arrogancia de un régimen militar dispuesto a salvaguardar su poder a todo coste resultó en un conflicto catastrófico para el pueblo argentino. Una vez más el factor humano ignora las verdaderas fuerzas de un país, la Argentina en nuestro caso, se desinteresa sustancialmente de las penurias económicas del pueblo, y desestima las reacciones de un rival más poderoso. Si la Argentina tuvo la oportunidad de encontrar una solución favorable a sus intereses sobre las Islas Malvinas, la perdió tan sólo en un momento, a causa de la insensatez de un régimen dictatorial. En consecuencia, el país entró en un callejón cuya única salida iba a ser el default económico y el sufrimiento de la mayoría de los habitantes argentinos en los años posteriores a la guerra.

Bibliografía

BBC. The Thatcher years in statistics. London. BBC NEWS, 2013, https://www.bbc.com/news/uk-politics-22070491.

Cosoy, Natalio. Por qué comenzó y qué ocurrió en la guerra de Malvinas, entre Argentina y Reino Unido hace 37 años. París. France 24, 2019, https://www.france24.com/es/20190402-malvinas-guerra-inicio-argentina-reinounido.

Del Pino, Domingo. La quiebra económica argentina, más importante que el fracaso de la guerra de las Malvinas. Buenos Aires. El país, 1982, https://elpais.com/diario/1982/07/12/economia/395272801_850215.html.

2 de abril: Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas, Argentina.gob.ar, https://www.argentina.gob.ar/educacion/efemerides/2-abril-malvinas.

Erlich, Uriel. El giro en la política exterior argentina en la cuestión Malvinas: nuevos diagnósticos y posicionamientos a partir del año 2003. Washington D.C., publicado por ProQuest LLC, 2014, pp. 17-31.

Fox, Arturo A. Latinoamérica: Presente y pasado. 4ª ed., EE.UU., Pearson Education, Inc., 2011.

Kanenguiser, Martin. Roberto Alemann, la guerra de Malvinas y el default de la deuda en 1982. Buenos Aires. Infobae Económico, 2020, https://www.infobae.com/economia/2020/03/29/roberto-alemann-la-guerra-de-malvinas-y-el-default-de-la-deuda-en-1982.

Malvinas: la guerra por unas islas que provocó la caída de la dictadura argentina. Madrid. Elmundo.es Internacional, 2007, https://www.elmundo.es/elmundo/2007/03/30/internacional/1175254630.html.

Rojo, Docente. El contexto de la Guerra de Malvinas. Buenos Aires. Razón y revolución, 2020, https://razonyrevolucion.org/el-contexto-de-la-guerra-de-malvinas-nivel-secundario/#.

 

No comments:

Post a Comment

Note: only a member of this blog may post a comment.