Friday 23 December 2022

El teatro español de posguerra 1939-1975: La conformación de los tipos de teatro como resultado de la coyuntura sociopolítica del período franquista.


Atenas, 15 de febrero de 2020

Durante el período de la dictadura de Franco la producción artística en España experimenta una limitación grande a causa de la censura. El teatro español es el que sufre más las consecuencias de esta postura del régimen militar, “cuya finalidad era la de controlar todos los medios de comunicación social” (Siéntelo). De hecho, se desarrollan muy concretos tipos de teatro que, o sirven de las reglas del régimen, o son carentes de peligro para su permanencia en el poder y el mantenimiento de la paz social. A continuación, estudiaremos estos tipos de teatro junto con la coyuntura sociopolítica, los tímidos esfuerzos de compañías de teatro renovadoras, así como algunas de las obras destacadas y los dramaturgos sobresalientes de este período. Nuestro fin es comprobar que la producción teatral de este período de ningún modo se asemejaba en calidad con etapas anteriores de la cultura española, a causa de dos factores importantes: i) los oficiales de la dictadura de Franco estaban presentes en cada estreno para censurar lo que consideraban opuesto a sus intereses; ii) la dura realidad social determinaba las exigencias del público.

El marco histórico en la España de posguerra es muy desfavorable por lo que se refiere a lo puro artístico. El país ha sufrido una guerra civil muy sangrienta, la infraestructura está en ruinas y buena parte de la administración esta desorganizada. Las persecuciones del régimen durante los primeros años provocan nuevas víctimas que vienen a añadir a aquellas de la guerra. Las relaciones entre los civiles están en crisis. Esta desconfianza entre vencedores y vencidos, junto con el desastre económico, el hambre y la miseria, o sea una realidad insoportable, intensifican el pesimismo. Para el control total de la producción artística, el régimen funda la Dirección General de Prensa y Propaganda. Los dramaturgos, como otros artistas, se ven obligados a exiliarse o conformarse con la nueva realidad en un tiempo que fallecen creadores importantes de generaciones previas a la guerra civil. En este contexto, “el teatro que se estrena en los escenarios comerciales, es en la mayoría de los casos, un teatro concebido como pura distracción” (Siéntelo).

En lo referente a la censura de la producción teatral, el seguimiento del régimen fue muy estrecho. El control no se limitaba sólo a la preservación de los valores patrióticos y religiosos, sino también se extendía a la moralidad y la evitación de la desnudez excesiva. Con esta finalidad, los oficiales del régimen guiaban a los dramaturgos, en tales aspectos como la ropa y los gestos de los actores y, además, les obligaban a “ejercer un tipo de autocensura” (Siéntelo). Antes del estreno de la obra, algún oficial leía el escrito y no dudaba en borrar o cambiar partes de la obra como inapropiadas, con el fin de presentar una lectura “despojada de connotaciones políticas y de referencias a la situación española, y adecuada en lo posible, a la timorata moral del nacional-catolicismo” (Siéntelo). Durante la presentación de la obra, dos oficiales se encargaban con el control. Uno leía lo escrito; el otro miraba a los actores en la escena. En caso de cualquier desviación de las pautas del régimen, a los dramaturgos les seguían las consecuencias adecuadas: un aviso, una prohibición, un castigo.

Durante toda la etapa franquista, el teatro se encauza en dos vías distintas: el teatro del exilio, para la mayoría de los estudiosos el verdadero teatro español de aquel período, y el teatro en España, de calidad generalmente pobre. De hecho, el teatro de los primeros años después de la guerra cierra los ojos a lo que sucede en el país, a causa de la dura realidad social y la coyuntura política adversa. Es un teatro, cuyo fin es entretener a los espectadores y evadir de las dolorosas experiencias de la vida. En la década de los 40, el teatro del exilio expresa la tragedia colectiva y la evasión de la afligida existencia de los españoles. De la primera rama, sobresale Max Aub con obras importantes tales como Narciso y Morir por cerrar los ojos. De la segunda, Alejandro Casona con La dama de Alba y La molinera de Arcos, entre otras. Al mismo tiempo, el teatro en España es un teatro convencional y “presenta limitaciones debidas a los condicionamientos políticos o culturales de la época (intereses empresariales, preferencias del público y las limitaciones impuestas por la censura)” (Pérez). Las obras son de contenido patriótico-heroico, con función de “transmitir ideología” (Pérez) o humorístico. En este último, se enmarca Miguel Miura con Tres sobreros de copa (1952), “una comedia que satiriza la rutina y la mediocridad de la burguesía de provincias y la menos miserable vida del teatro de variedades” (Berbel).

La década siguiente, la de los 50, es un período de transformaciones sociales. Muchos españoles se van al extranjero, al mismo tiempo que muchos turistas viajan a España. Aparecen y se desarrollan gradualmente centros industriales, muchos habitantes del campo se trasladan a los grandes centros urbanos y en sus suburbios se forman un proletariado y una clase media. El resultado de la migración desde y hacia el extranjero es importante para el futuro de España. El contacto con gentes y ambientes libres, donde ya existe la circulación de ideas a través de la prensa, la tele o el cine (Παλαιολόγος 158), provoca el deseo de transformaciones en el interior del país, aunque sea temprano para seguir un camino sustancialmente diferente de lo establecido.

Estos nuevos factores repercuten en el arte y el teatro español, en concreto. Así, durante la década de los 50, sigue el teatro intranscendente (patriótico-heroico y de evasión). Dramaturgo importante de esta etapa es Alfonso Paso, escritor de más de 200 comedias, tales como Los pobrecitos (1957), El canto de la cigarra (1958), Usted puede ser un asesino (1958). Cambio importante en este momento histórico es el teatro realista “”con propósitos de denuncia hasta donde tolera la censura” (Pérez). Es el nuevo “drama social” con el desarrollo de las compañías Arte NuevoyTeatro Universitario”, que en la década anterior se dieron a conocer como los primeros intentos de renovación. Es una percepción artística distinta a lo que hasta entonces se presentaba en las escenas. Los rasgos de este tipo de teatro son: el abandono de la frivolidad, la negación de la evasión imaginativa, y la aproximación de la realidad humana con decencia (Παλαιολόγος 178). Dramaturgos destacados de este tipo de teatro son: por un lado, Antonio Buero Vallejo con Historia de una escalera, que “refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso del medio social sino también por la debilidad personal” (Berbel) y El tragaluz obra “centrada en unos personajes marcados inexorablemente por la Guerra Civil” (Berbel); por otro, Alfonso Sastre con La mordaza, cuyo título insinúa a la dictadura opresiva, como también alude Luisa, la protagonista: “Esa mordaza nos ahoga y algún día es preciso hablar, gritar..., si es que ese día nos quedan fuerzas... Y ese día va a ser un día de ira y sangre...” (Boj).

Desde la década de los 60 soplan nuevos aires en el campo de teatro. Junto con el teatro convencional (patriótico-heroico y de evasión), se desarrolla el teatro realista que sigue el camino de Vallejo y Sastre. En la medida de lo posible, los dramaturgos denuncian las injusticias sociales y la represión, con el fin de conseguir la transformación política y social del país. Entre ellos, destaca José Martín Recuerda con Las arrecogías en el beaterio de Santa María Egipciaca, “que la censura no permitió su estreno hasta 1977 porque en ella se recogía esa última etapa de la vida de Marina Pineda en su lucha por la libertad contra el absolutismo” (Delgado). Al mismo tiempo, aparecen dramaturgos de un teatro peculiar, tales como Antonio Galá con Los buenos días perdidos, que es una alegoría de la España de los primeros años de los 70, y Fernando Arrabal con El jardín de las delicias, quien afirmó que “con su creación no ha querido decir nada en especial” (Fontcuberta). Un cambio significante se da con el “nuevo teatro” o “teatro subterráneo”, que es un teatro de innovación, de tendencia irrealista. Los dramaturgos de este tipo dan menos importancia al texto y más a otros elementos escénicos. Sobresalen Francisco Nieva, con un “teatro furioso”, caracterizado por la libertad formal y Luis Matilla, con un teatro que deforma la realidad con rasgos grotescos y absurdos. Este teatro experimental, no fue fácilmente representado en las escenas, “o por problemas con la censura, o porque sus audacias formales no encontraron fácil eco en el público” (Berbel).

En los años 70, siguen los tipos de teatro de las décadas anteriores. El cambio de este período es la evolución del “nuevo teatro” de la década de los 60. Las obras enmarcadas en este tipo de teatro destacan “por su antirrealismo y su experimentación escénica con efectos como el sonido, los efectos visuales, efectos especiales... se recupera [de este modo] el sentido del teatro como espectáculo” (Teatro). Son bastantes las alegorías, los simbolismos lingüísticos, la utilización de signos u objetos para transmitir un mensaje, en obras que les faltan contenido y argumentación ordenada y lógica. Se trata en fin de una superación del realismo, cuyos motivos se basan en “fines político-sociales (inspirados en Brecht) o espectáculos lúdico-ceremoniales” (Teatro).

Bibliografía

Berbel Rodríguez, José J., e Inmaculada Del Pino Medina. “El teatro desde 1940 a nuestros días.” Segundo de Bachillerato: Lengua Castellana y Literatura, Almería, 2017-2018, https://2bachilleratolengua.jimdofree.com/apuntes-de-literatura/el-teatro-desde-1940-a-nuestros-d%C3%ADas/.

Boj, Fernando. “Alfonso Sastre contra la mordaza de la censura.” Complemento agente: Blog de lengua castellana y literatura, Zaragoza, 2016, http://complemento-agente.blogspot.com/2016/02/alfonso-sastre-contra-la-mordaza-de-la.html?m=1.

Delgado, José Luis. “El beaterio de Santa María Egipciaca.” Granada Hoy, Granada, 2013, https://www.granadahoy.com/opinion/articulos/beaterio-Santa-Maria-egipciaca_0_680332507.html.

Fontcuberta, Isaura G. “El jardín de las delicias, pensamientos de libertad.” El mundo, Madrid, 2011, https://www.elmundo.es/elmundo/2011/04/08/ocio/1302278646.html.

“La censura teatral durante el franquismo.” Siéntelo con oído, Zaragoza, 2017, https://sienteloconoido.es/la-censura-teatral-franquismo.

Pérez, Encarna. “El teatro español de 1936 a 1975 (EBAU).” Littera, 2017, https://littera.es/?s=El+teatro+espa%C3%B1ol+de+1936+a+1975.

“Teatro dictadura franquista de los años 70.” Teatro durante el franquismo, 2014, http://teatrofranquismo.blogspot.com/2014/05/teatro-en-los-anos-70.html?m=1.

Παλαιολόγος, Κωνσταντίνος. “1939-1975: La primera mitad de una larga posguerra.” Λογοτεχνία Ισπανίας ΙΙ: Εγχειρίδιο μελέτης, por Βασίλης Αλεξίου y Κωνσταντίνος Παλαιολόγος, Πάτρα, Ελληνικό Ανοιχτό Πανεπιστήμιο, 2001, pp. 158 y 178.

 

No comments:

Post a Comment

Note: only a member of this blog may post a comment.